viernes, 3 de agosto de 2012

EN BUSCA DEL PERDON


El hecho de que el creyente sea llamado a la santidad no quiere decir que sea perfecto, pero nuestro perdón con Cristo comenzó en el calvario, cuando el derramó su sangre por nosotros, mientras vivamos en este mundo siempre necesitaremos de su sangre ya que la Biblia dice: Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 1 de Juan 1:8. El orgullo espiritual es una de las causas por las cuales algunos creyentes se olvidan de la sangre de Cristo y en este pasaje encontramos claramente que decir que somos perfectos es engañarnos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros, el verdadero creyente es el que reconoce sus pecados y se aparta, pero el falso creyente no reconoce sus pecados y añade el orgullo espiritual diciendo que él no ha pecado y encima de todo rechaza la sangre de Cristo al decir que no tiene pecado. Si confesamos nuestros pecados él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. 1 de Juan 1:9. La sangre de Cristo tiene vigencia cada momento de nuestra vida es el poder de su sangre la que nos sostiene delante del Padre celestial, no son nuestros esfuerzos de voluntad, no es nuestro deseo de ser fieles es solamente por su sangre y al tener esta actitud de necesidad delante del Padre entonces su Espíritu Santo nos sostiene. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso y su palabra no está en nosotros. 1 de Juan 1:10. El orgullo espiritual rechaza la sangre de Cristo porque en ella está el perdón, este es un extremo en los ministros de la súper fe pues ellos se creen tan perfectos que no se dan cuenta del pecado de avaricia en el que están. Pero otros pretenden abusar del perdón de Dios pues el propósito del perdón es no pecar por todos los medios posibles ya que dice en 1 de Juan 2:1 Hijitos estas cosas os escribo para que no pequéis y si alguno hubiere pecado abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Como podemos ver el propósito del Padre es que no pequemos y si llega a ocurrir, allí está su poderosa sangre que nos limpia de todo pecado, debemos buscar el equilibrio de ser santos por su gracia y reconocer que no somos perfectos y que más bien somos necesitados de su sangre preciosa, el que se humilla así mismo delante de él recibe de su misericordia para no caer, porque es solo por el poder de su gracia. Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. 1 de Juan 2:3. No podemos caer en el error de que si tenemos su perdón podemos vivir como queramos, pues la palabra nos dice que si somos de él guardamos sus mandamientos, estemos alerta porque muchas son las herejías de este último tiempo porque por ahí andan muchos diciendo que tú puedes revolcarte en el pecado y la salvación no la pierdes, olvidando estos que el que le conoce guarda sus mandamientos, la Biblia también dice: El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo. 1 de Juan 2:6. Y la pregunta es ¿Cómo anduvo Jesucristo? La respuesta es: ¡En santidad¡ entonces debemos andar en santidad como él anduvo en santidad. El orgullo espiritual es tan malo como quebrantar sus mandamientos, y el creer que podemos abusar de su perdón es tan malo como el orgullo espiritual y en este asunto del equilibrio Jesús es nuestro maestro, pues fue tan misericordioso que dijo a la mujer adúltera: -Ni yo te condeno- pero fue tan estricto que le dijo: - Vete y no peques más-. Debemos pedirle a Dios que nos llene cada día de su sabiduría para no destruir a otros sino más bien edificar y ser bendición. Estamos en la era de los extremos y también hay evangelios extremos, cuidado con esto, porque solo hay un evangelio y es el de la gracia, el perdón, la santidad, el amor, el de guardar su palabra. El verdadero evangelio es el de su sangre, su gracia, el de cuidar la salvación y no olvidar las palabras del Señor dichas por medio del apóstol Pablo que dijo: Sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado. 1 de Corintios 9: 27. El apóstol Pablo no se refería a ser eliminado del ministerio, o de los galardones ganados en el cielo, se refería a ser eliminado de la salvación eterna, pues el contexto de este versículo es sobre salvación eterna, debemos reconocer que es por su sangre que somos salvos y a la vez cuidar de esa salvación con temor y temblor. Filipenses 2:12 dice: Por tanto amados míos como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, OCUPAOS EN VUESTRA SALVACIÓN CON TEMOR Y TEMBLOR. Si Dios manda que nos ocupemos de la salvación es porque en un descuido se puede perder y tomar como ejemplo al apóstol pablo el cual sujetaba su cuerpo para no ser eliminado. Cristo viene pronto, Maranata.

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