El
hecho de que el creyente sea llamado a la santidad no quiere decir que sea
perfecto, pero nuestro perdón con Cristo comenzó en el calvario, cuando el
derramó su sangre por nosotros, mientras vivamos en este mundo siempre necesitaremos
de su sangre ya que la Biblia dice: Si decimos que no
tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en
nosotros. 1 de Juan 1:8. El orgullo espiritual es una de las causas por
las cuales algunos creyentes se olvidan de la sangre de Cristo y en este pasaje
encontramos claramente que decir que somos perfectos es engañarnos a nosotros
mismos y la verdad no está en nosotros, el verdadero creyente es el que
reconoce sus pecados y se aparta, pero el falso creyente no reconoce sus
pecados y añade el orgullo espiritual diciendo que él no ha pecado y encima de
todo rechaza la sangre de Cristo al decir que no tiene pecado. Si confesamos nuestros pecados él es fiel y justo para
perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. 1 de Juan 1:9. La sangre de Cristo tiene vigencia
cada momento de nuestra vida es el poder de su sangre la que nos sostiene
delante del Padre celestial, no son nuestros esfuerzos de voluntad, no es
nuestro deseo de ser fieles es solamente por su sangre y al tener esta actitud
de necesidad delante del Padre entonces su Espíritu Santo nos sostiene. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso y
su palabra no está en nosotros. 1 de Juan 1:10. El orgullo espiritual
rechaza la sangre de Cristo porque en ella está el perdón, este es un extremo
en los ministros de la súper fe pues ellos se creen tan perfectos que no se dan
cuenta del pecado de avaricia en el que están. Pero otros pretenden abusar del
perdón de Dios pues el propósito del perdón es no pecar por todos los medios
posibles ya que dice en 1 de Juan 2:1 Hijitos estas
cosas os escribo para que no pequéis y si alguno hubiere pecado abogado tenemos
para con el Padre, a Jesucristo el justo. Como podemos ver el propósito
del Padre es que no pequemos y si llega a ocurrir, allí está su poderosa sangre
que nos limpia de todo pecado, debemos buscar el equilibrio de ser santos por
su gracia y reconocer que no somos perfectos y que más bien somos necesitados
de su sangre preciosa, el que se humilla así mismo delante de él recibe de su
misericordia para no caer, porque es solo por el poder de su gracia. Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos
sus mandamientos. 1 de Juan 2:3. No podemos caer en el error de que si
tenemos su perdón podemos vivir como queramos, pues la palabra nos dice que si
somos de él guardamos sus mandamientos, estemos alerta porque muchas son las
herejías de este último tiempo porque por ahí andan muchos diciendo que tú
puedes revolcarte en el pecado y la salvación no la pierdes, olvidando estos
que el que le conoce guarda sus mandamientos, la Biblia también dice: El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.
1 de Juan 2:6. Y la pregunta es ¿Cómo anduvo Jesucristo? La respuesta
es: ¡En santidad¡ entonces debemos andar en santidad como él anduvo en santidad.
El orgullo espiritual es tan malo como quebrantar sus mandamientos, y el creer
que podemos abusar de su perdón es tan malo como el orgullo espiritual y en
este asunto del equilibrio Jesús es nuestro maestro, pues fue tan
misericordioso que dijo a la mujer adúltera: -Ni yo te
condeno- pero fue tan estricto que le dijo: - Vete
y no peques más-. Debemos pedirle a Dios que nos llene cada día de su
sabiduría para no destruir a otros sino más bien edificar y ser bendición.
Estamos en la era de los extremos y también hay evangelios extremos, cuidado
con esto, porque solo hay un evangelio y es el de la gracia, el perdón, la
santidad, el amor, el de guardar su palabra. El verdadero evangelio es el de su
sangre, su gracia, el de cuidar la salvación y no olvidar las palabras del
Señor dichas por medio del apóstol Pablo que dijo: Sino
que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido
heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado. 1 de Corintios 9: 27.
El apóstol Pablo no se refería a ser eliminado del ministerio, o de los
galardones ganados en el cielo, se refería a ser eliminado de la salvación
eterna, pues el contexto de este versículo es sobre salvación eterna, debemos
reconocer que es por su sangre que somos salvos y a la vez cuidar de esa
salvación con temor y temblor. Filipenses 2:12 dice:
Por tanto amados míos como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia
solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, OCUPAOS EN VUESTRA SALVACIÓN
CON TEMOR Y TEMBLOR. Si Dios manda que nos ocupemos de la salvación es
porque en un descuido se puede perder y tomar como ejemplo al apóstol pablo el
cual sujetaba su cuerpo para no ser eliminado. Cristo viene pronto, Maranata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario