miércoles, 3 de mayo de 2017

31 DE OCTUBRE 


Heart wrenching video shows rescue of Texas family caught in storm

NOTICIAS CRISTIANAS

Mayo 3 de 2017 Milagro en Texas:


Después  del Tornado, Bebé Resucita  tras  la Oración de un Rescatista:
“En nombre de Jesús, haz que  el  bebé    respire, Señor!” ese fue el clamor de una mujer por una hija que estaba a punto de fallecer dentro de un auto atrapado en una fuerte corriente de agua.
El incidente sucedió el sábado pasado en el condado de Van Zandt, en Texas, en Estados Unidos, luego de ser golpeado por los tornados que dejaron por lo menos cinco personas muertas y casi 50 heridos. Un video registrado por el vecino Tom Mitchel muestra a un grupo de cinco personas atravesando la correntada para alcanzar la camioneta que protegía a un padres, un niño y un bebé. Con mucha dificultad, los voluntarios, consiguieron abrir la puerta del vehículo y retirar al bebé casi sin vida. “La niña estaba blanca, con una apariencia azulada, sin color, y los ojos no estaban enfocados cuando la miré”, dijo Mitchell a la red americana de noticias WFAA-TV.
Al notar la gravedad de la situaión, Mitchell dejó de filmar y guardó su celular en el bolso. Sin embargo, todavía era posible escuchar las voces de desesperación de las personas que participaban del rescate.
“Esta bebé morirá si no comenzamos luego la reanimación cardiopulmonar”, Mitchell recordó. “Un sentiiento negativo vino sobre mi. Este bebé no lo logrará, este bebé no lo logrará. No reaccionaba, nada estaba sucediendo”.
De pronto, una mujer que no fue identificada se inclinó sobre su hombro y clamó a Dios por un milagro. “En nombre de Jesús, haz que el bebé respire Señor! Dále respiración al bebé, Señor! Querido Jesús, por favor, haz que el bebé respire”, dijo repetidamente.
Mitchell recuerda que las oraciones de la mujer pronto funcionaron. “En la primera oración que ella hizo, sentí una respuesta de la niña”, relató.
“Ella está respirando!”, gritó un hombre que estaba con el grupo. Los voluntarios que estaban ayudando a la familia consiguieron reanimar a la otra niña que estaba en el vehículo.

Mitchel dijo que después de rescatar a aquella familia, sintió que debía compartir el video.


PROTEGIDOS POR DIOS


David oro, “Guárdame, oh Dios, porque en ti he confiado.” (Salmo 16:1). La palabra hebrea que David uso para “guárdame” o presérvame (en Ingles) está lleno de significado. Dice en esencia, “Pon un cerco a mí alrededor, una pared de espinas protectoras. Guárdame y mantenme. Observa todos mis movimientos, mis entradas y salidas.” David creía plenamente que Dios guarda a los justos. Y las Escrituras dicen que David fue ayudado y preservado en todos sus caminos. Este hombre, bendecido, declaro, “He aquí, no se adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel. Jehová es tu guardador:…tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche. Jehová te guardará de todo mal: Él guardará tu alma.” (Salmo 121:4-7). La misma palabra hebrea preservar también aparece en este pasaje. Una vez más, David está refiriéndose al cerco divino, una pared de protección sobrenatural. Él nos asegura, “Dios tiene su ojo sobre ti dondequiera que vayas.” Ciertamente, el Señor está con nosotros en todo lugar: en el trabajo, en la iglesia, mientras estas de compras. Él está con nosotros en nuestro auto, en los buses y trenes. Y todo el tiempo, David dice, Dios nos está preservando o protegiendo del mal. Nos protege de ladrones, bandas, asesinos, violadores y terroristas. Él nos está protegiendo del Ántrax, viruela, y cualquier tipo de guerra bacteriológica concebible. En resumen, nuestro Dios tiene todas las bases cubiertas. Él ha prometido frustrar toda arma que se forma contra sus hijos.
recientes, por un ataque terrorista sorpresivo o la propagación de alguna enfermedad mortal. La Palabra de Dios nos ofrece promesas seguras aun contra de estas cosas: “Oh Señor, líbrame de los impíos; protégeme de los violentos,… y todos los días fomentan la guerra. Afilan su lengua cual lengua de serpiente; ¡veneno de víbora hay en sus labios! Señor, protégeme del poder de los impíos;…los que piensan hacerme caer. Esos engreídos me han tendido una trampa; han puesto los lazos de su red, han tendido trampas a mi paso.” “…No satisfagas, Señor, los caprichos de los impíos;…Que sobre la cabeza de mis perseguidores recaiga el mal que sus labios proclaman. Que lluevan brasas sobre ellos; que sean echados en el fuego, en ciénagas profundas, de donde no vuelvan a salir. Que no eche raíces en la tierra la gente de lengua viperina; que la calamidad persiga y destruya a la gente que practica la violencia.” “Yo sé que el Señor hace justicia a los pobres y defiende el derecho de los necesitados. Ciertamente los justos alabarán tu nombre y los íntegros vivirán en tu presencia.” (Salmo 140:1-13). Al principio de este Salmo, David pide a Dios que lo proteja de hombres violentos. La palabra que David usa para preservar o proteger es diferente aquí. Significa proteger de lo que está cubierto, escondido, en secreto. Dios nos está diciendo, “Tengo cubierta toda área de tu vida, aun las cosas que no puedes ver. Con toda seguridad puedes descansar en mí.” ¿Crees que eres preservado por el Señor? ¿Aceptas que Él te está protegiendo de las estratagemas de hombres malos, orgullosos y violentos? Tales hombres pueden estar decididos en destruirte. Pueden hacer planes venenosos contra ti. Pero no tienes que temer ningún mal. Como David ora, “Que lluevan brasas sobre ellos; que sean echados en el fuego, en ciénagas profundas, de donde no vuelvan a salir.” (Salmo 140:10). Si tienes problemas para aceptar el deseo de Dios de protegerte, lee el Salmo 37.

Una y otra vez, nuestro Dios se ha probado como un protector de su pueblo. Este no es el tiempo para una fe tímida. Es el tiempo cuando cada cristiano que ha soportado grandes pruebas pase adelante. Nuestro Capitán nos llama para que nos pongamos de pies en medio de una sociedad temerosa y empleemos la “fe con poder.” Debemos hacer la Declaración de José: “Dios me envió delante de vosotros…para guardaros con vida mediante una gran liberación.” (Gen. 45:7).