Publicado en Noticias el 25 agosto 2012
Denuncian que la hostilidad institucional a la religión
en EE.UU alcanza niveles «sin precedentes»
El informe actualizado del Observatorio de la Hostilidad Religiosa en América fue presentado este lunes por Kelly Shackelford, presidente del Liberty Institute, y Tony Perkins, presidente de Family Research Council (uno de cuyos miembros fue tiroteado la semana pasada por un activista gay). Y revela que “la hostilidad hacia la religión ha crecido hasta niveles sin precedentes en los Estados Unidos“.
De hecho, en la última década se
han documentado más de seiscientos casos procedentes de las instituciones,
desde sentencias judiciales a intervenciones gubernamentales federales o
locales.
Este informe empezó a hacerse a
raíz de que Schackelford presentase ante el Senado en 2004 una
denuncia al respecto que fue calificada por algunos senadores como “casos
aislados“. Ahora se demuestra que se trata de un “problema muy real”,
y que “la hostilidad contra la libertad religiosa ha alcanzado su cima
histórica”, afirmaron Kelly y Tony.
Persecución delirante
¿Ejemplos? Hace sólo cinco años
habría resultado “inimaginable” que el gobierno federal pretendiese “decirle a
iglesias y sinagogas a qué pastores o rabinos contratar o despedir”. Sin
embargo, eso pretendió el Departamento de Justicia en el reciente caso
Hosanna-Tabor vs EEOC, que afectaba a una escuela luterana, aunque finalmente
el Tribunal Supremo dio la razón a la escuela estableciendo la “excepción
del ministerio” en el caso de la discriminación laboral.
Del mismo modo, una ley de Texas
exigió a todos los seminarios “una aprobación estatal de su plan de estudios,
directivos y profesorado”.
También se ha convertido en
habitual la supresión de oraciones y referencias a Dios en funerales de
veteranos y cementerios nacionales, incluso cuando hay deseo familiar de que
los haya, así como la supresión de cruces e inscripciones de los Diez
Mandamientos en monumentos y tribunales. “Hace sólo diez años”, dijeron
Schakelford y Perkins, que en los memoriales de veteranos estuviese la cruz
“era ampliamente aceptado como símbolo del sacrificio por su patria realizado
por tantos hombres”.
Del mismo modo, se está atacando
la oración al inicio de las asambleas legislativas estatales, a pesar de que el
mismo Congreso se abre con una oración desde la fundación de los Estados
Unidos.
La hostilidad desciende también
al terreno de la vida diaria: en un asilo público de Balch Springs (Texas) se
prohibió bendecir la mesa porque eso “violaba la separación entre la Iglesia y
el estado”, y en las escuelas públicas es cada vez más difícil que los
profesores, padres o alumnos puedan hablar sobre su fe.
En un caso, un juez federal amenazó
“con la cárcel” al estudiante que debía leer el discurso de graduación en el
instituto si no quitaba del mismo una referencia a Jesucristo.
En otro centro escolar, en un ejercicio donde los chicos debían explicar qué
significaban para ellos las vacaciones de Semana Santa, a una
alumna se le exigió que lo hiciese sin mencionar la palabra “Jesús“.
También en Texas, en Greenville,
se le dijo a una mujer que no podía ser nombrada consejera de una escuela
pública si no sacaba a sus hijos de una escuela privada cristiana.
Del mismo modo, el informe
recoge casos en todo el país de prohibición en las escuelas de felicitaciones
de Navidad con contenido religioso