LA VISIÓN POR DAVID WILKERSON
UNA
TENTATIVA DE ÚLTIMA HORA PARA ENGAÑAR A LOS ESCOJIDOS DE DIOS.
He visto a la
gente de Jesús de esta generación como los “últimos cristianos”. Satanás va a
venir como un ángel de luz, tan sutil, inocente e indefinible, que pocos
reconocerán lo que les está ocurriendo. Él va a camuflar sus actividades y a
intentar engañar a los cristianos con tentaciones que son legítimas en sí
mismas pero si se abusa de ellas, se tornan reprobables. La tentación número
uno para los postreros cristianos será la prosperidad. La Biblia advierte que
en los últimos días muchos cristianos serán tibios, ricos, prósperos, y no
necesitarán de nada. No hay nada de malo ni de pecaminoso en ser próspero y
tener éxito. Muchos de los patriarcas de la Biblia fueron hombres ricos. Abraham
era muy rico en ganado, en plata y en oro. Job era inmensamente rico llegando a
poseer 7000 ovejas, 3000 camellos, 500 yuntas de bueyes, 500 asnas, y tenía
muchos criados y una gran casa. Sin duda Dios no está en contra de la riqueza
ni la prosperidad, puesto que la Biblia dice que él se complace en la
prosperidad de sus siervos Salmos 35:27. Sin embargo veo a millares de
cristianos seducidos por la prosperidad. Los postreros cristianos van a ser
afligidos por la prosperidad y probados por ella más que por la pobreza. En mi
visión veo a satanás presentándose delante de Dios una última vez, como lo hizo
para acusar a Job en la Biblia. Pero esta vez el viene con el propósito de
pedir permiso para tentar a los postreros cristianos. He aquí lo que veo:
Y Jehová dijo a
satanás: ¿de dónde has venido? Satanás contestó: De rodear la tierra y de
observar a los postreros cristianos. Y Jehová dijo a satanás: ¿no has
considerado a estos cristianos de los últimos tiempos cuan consagrados, cuan
rectos, cuan temerosos de Dios y amantes de cristo son? ¿y cómo tratan de
apartarse de tus perversos enredos? Entonces satanás respondió a Jehová: si
pero quita nada más el vallado con que los has rodeado. Job no renegaba de ti
en su pobreza, pero solamente multiplica los bienes de todos los postreros
cristianos y bendícelos mucho más para allá de todo lo que Job tuvo jamás y
luego mira lo que ocurre. Has a todos estos postreros cristianos opulentos como
Job. Constrúyeles elegantes casas nuevas dales automóviles finos, todo el dinero
y todos los artefactos que necesiten. Abrúmalos con equipo de acampar, lanchas,
viajes por el mundo, ropa fina, comidas exóticas, tenencia de tierras y cuentas
de ahorro. Observa lo que les ocurre a los cristianos del último tiempo cuando
se lleguen a repletar, a enriquecer, cuando vean incrementados sus bienes, y no
tengan necesidad de nada. Abandonarán a Dios y se volverán autosuficientes. Y
yo veo como los automóviles, la ropa buena, las motocicletas y toda clase de
bienes materiales llegan a ser, para los cristianos, un impedimento mayor que
las drogas, el sexo o el alcohol. Veo a miles de cristianos apegados a las
cosas materiales y obsesionados por ellas. Se hallan tan envueltos en las cosas
materiales, que se vuelven tibios, obcecados, débiles y espiritualmente
desnudos. Aun estando en medio de todo su materialismo, son desventurados,
miserables y totalmente descontentos. En mi visión veo a satanás parado atrás y
riéndose alegremente: ¡Mira a todos los cristianos que se vuelven locos por el
dinero a todos los que amontonan buena ropa! ¡Atacados por la manía de la
seguridad ¡Haciendo montones de dinero! ¡Comprando todos los muebles nuevos!
¡Adquiriendo carros más grandes! ¡Comprando dos o tres de ellos! ¡Comprando,
plantando, vendiendo, casándose y divorciándose! Esto arruinó la generación de
Lot. Y te arruinará a ti también. Fíjese todos esos cristianos que reciben
buenos sueldos, que viven una vida cómoda, que acostumbran comer bien, se
vuelven perezosos, tibios y llegan a ser presa fácil. Oh Dios derrama
prosperidad sobre ellos. Les está llegando a muchos de ellos y está haciendo
más fácil mi trabajo. El Dios que es dueño del ganado de un millar de colinas
no quiere nada de lo que el hombre posee. Ni su casa, ni su carro, ni sus
ropas, ni su lancha automóvil, ni su acuaplano. El solo quiere tener el primer
lugar en el corazón de aquellos que se llaman así mismos por su santo nombre.
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