David oro, “Guárdame, oh Dios, porque en ti he confiado.” (Salmo 16:1). La
palabra hebrea que David uso para “guárdame” o presérvame (en Ingles) está
lleno de significado. Dice en esencia, “Pon un cerco a mí alrededor, una
pared de espinas protectoras. Guárdame y mantenme. Observa todos mis
movimientos, mis entradas y salidas.” David creía plenamente que Dios guarda a
los justos. Y las Escrituras dicen que David fue ayudado y preservado en todos
sus caminos. Este hombre, bendecido, declaro, “He aquí,
no se adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel. Jehová es tu guardador:…tu
sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche.
Jehová te guardará de todo mal: Él guardará tu alma.” (Salmo 121:4-7). La
misma palabra hebrea preservar también aparece en este pasaje. Una vez más,
David está refiriéndose al cerco divino, una pared de protección sobrenatural.
Él nos asegura, “Dios tiene su ojo sobre ti dondequiera que vayas.”
Ciertamente, el Señor está con nosotros en todo lugar: en el trabajo, en la
iglesia, mientras estas de compras. Él está con nosotros en nuestro auto, en
los buses y trenes. Y todo el tiempo, David dice, Dios nos está preservando o
protegiendo del mal. Nos protege de ladrones, bandas, asesinos, violadores y
terroristas. Él nos está protegiendo del Ántrax, viruela, y cualquier tipo de
guerra bacteriológica concebible. En resumen, nuestro Dios tiene todas las
bases cubiertas. Él ha prometido frustrar toda arma que se forma contra sus
hijos.
recientes, por
un ataque terrorista sorpresivo o la propagación de alguna enfermedad mortal.
La Palabra de Dios nos ofrece promesas seguras aun contra de estas cosas: “Oh
Señor, líbrame de los impíos; protégeme de los violentos,… y todos los días
fomentan la guerra. Afilan su lengua cual lengua de serpiente; ¡veneno de
víbora hay en sus labios! Señor, protégeme del poder de los impíos;…los que
piensan hacerme caer. Esos engreídos me han tendido una trampa; han puesto los
lazos de su red, han tendido trampas a mi paso.” “…No satisfagas, Señor, los
caprichos de los impíos;…Que sobre la cabeza de mis perseguidores recaiga el
mal que sus labios proclaman. Que lluevan brasas sobre ellos; que sean echados
en el fuego, en ciénagas profundas, de donde no vuelvan a salir. Que no eche
raíces en la tierra la gente de lengua viperina; que la calamidad persiga y
destruya a la gente que practica la violencia.” “Yo sé
que el Señor hace justicia a los pobres y defiende el derecho de los
necesitados. Ciertamente los justos alabarán tu nombre y los íntegros vivirán
en tu presencia.” (Salmo 140:1-13). Al principio de este Salmo, David
pide a Dios que lo proteja de hombres violentos. La palabra que David usa para
preservar o proteger es diferente aquí. Significa proteger de lo que está
cubierto, escondido, en secreto. Dios nos está diciendo, “Tengo cubierta toda
área de tu vida, aun las cosas que no puedes ver. Con toda seguridad puedes
descansar en mí.” ¿Crees que eres preservado por el Señor? ¿Aceptas que Él te está
protegiendo de las estratagemas de hombres malos, orgullosos y violentos? Tales
hombres pueden estar decididos en destruirte. Pueden hacer planes venenosos
contra ti. Pero no tienes que temer ningún mal. Como David ora, “Que lluevan
brasas sobre ellos; que sean echados en el fuego, en ciénagas profundas, de
donde no vuelvan a salir.” (Salmo 140:10). Si tienes problemas para aceptar el
deseo de Dios de protegerte, lee el Salmo 37.
Una y otra vez,
nuestro Dios se ha probado como un protector de su pueblo. Este no es el tiempo
para una fe tímida. Es el tiempo cuando cada cristiano que ha soportado grandes
pruebas pase adelante. Nuestro Capitán nos llama para que nos pongamos de pies
en medio de una sociedad temerosa y empleemos la “fe con poder.” Debemos hacer
la Declaración de José: “Dios me envió delante de
vosotros…para guardaros con vida mediante una gran liberación.” (Gen. 45:7).
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