QUE LE PASA A LA IGLESIA QUE NO ES
AMONESTADA CONTRA EL
PECADO
Probablemente este familiarizado con
la historia del Rey David y su única aventura adultera con Betsabé. El
incidente resulta en el embarazo de Betsabé. Tan pronto como ella descubrió su
condición, ella le manda una nota a David, diciendo: “Estoy embarazada.” Cuando
David leyó la nota, tuvo pánico. Su reputación como un hombre piadoso y recto
estaba en peligro. Él era un hombre que había escrito más de 3.000 Salmos y
cánticos espirituales. Él fue el instrumento de Dios al matar los enemigos de
Israel. Y él le había ilustrado al mundo lo que significaba tener un gran
corazón para Dios. Pero ahora, en su estado de pánico, David pensó no tan solo
en su reputación, sino en la del Señor. Si su pecado fuera expuesto, estaría
conectado al nombre de Dios. Visiones de un gran escándalo inundaban su mente.
Así que David, concibió un plan para cubrir su aventura con Betsabé. Y la puso
en acción enviándole un mensaje a Joab, el general al frente de su ejército. El
mensaje decía, “Envíame a Urías, el heteo.” (2 Samuel
11:6). David le estaba tendiendo una trampa a Urías. El rey pensó que su
problema se solucionaría si tan solo pudiera poner a Urías en la cama de
Betsabé por una noche. Entonces Urías pensaría que él había causado el embarazo
de su esposa. David le dijo: “Has peleado una larga batalla, y debes estar
cansado. ¿Por qué no te vas a tu casa y descansas esta noche? Enviare comida
especial para que disfrutes.” Pero cuando Urías se fue, el no fue a su casa. En
vez de eso, él durmió en la casa de guardias en las afueras del palacio. Cuando
David supo esto al otro día, él llamo a Urías y le pregunto: “¿Por qué no
fuiste donde tu esposa anoche? ”Urías contestó: “El
Arca, Israel y Judá habitan bajo tiendas; mi señor Joab y los siervos de mi
señor, en el campo; ¿cómo iba yo a entrar en mi casa para comer y beber, y
dormir con mi mujer? ¡Por vida tuya y por vida de tu alma, nunca haré tal
cosa!” (2 Samuel 11:11). Ahora,
el pánico del rey aumentó. Rápidamente, ordeno que Urías se quedara en
Jerusalén una noche más. Entonces él puso otro plan en acción. Esa noche,
invitaría a Urías a su mesa a cenar, lo llenaría de vino y lo emborracharía. Sí
Urías perdía sus estribos, se olvidaría de sus compañeros y querría dormir con
su esposa. ¿Puedes imaginarte a este rey piadoso, un predicador de justicia,
tratando de emborrachar a uno de sus fieles soldados? Eso es exactamente lo que
David hizo. Y el plan funcionó: Urías se emborracho. David dio ordenes a sus
guardias del palacio, “lleven a este hombre a su casa y a su cama.” Pero
nuevamente, las escrituras dice, “Por la tarde salió a
dormir en su cama, junto a los guardias de su señor; pero no descendió a su
casa.” (11:13). En este momento, el pánico de David aumentó más allá del
control. Él sabía que tenía que tomar acción drástica. Así que escribió una
carta a Joab, ordenándole que pusiera a Urías en el frente de la batalla más
ardiente. Entonces, cuando el enemigo surgiera, Joab debía retroceder con todas
sus tropas excepto Urías. En resumen, David quería que mataran a Urías, y así sucedió.
Natán, el profeta era el pastor de David. Y el no tuvo temor de exponer el
pecado en su rebaño, incluyendo el pecado del rey. Veo a Natán como un tipo del
pastor piadoso que gime por los pecados en su congregación. Debió entristecerlo
profundamente que David, un hombre a quien todos consideraban como piadoso y
justo, estuviera encubriendo pecado. Yo creo que Natán nos provee con un
ejemplo maravilloso de cómo un ministro piadoso expone el pecado. El no entró
airado en la presencia de David, con los brazos en el aire y la voz como
trueno. El no señaló la cara de David con su dedo huesudo gritándole: “¡tú eres
el culpable!” No, él llevó el mensaje de Dios, temible y revelador de pecado
con gran sabiduría, poder persuasivo y tierna misericordia. Y él usó una
parábola para hacerlo. Natán le dijo a David: “Un
hombre pobre tenía una sola corderita. Era la mascota de la casa y era amada
como un miembro de la familia. Esta corderita se sentaba en la pierna de todos,
buscando ser mimada. Así que el hombre la crió y alimento como uno de sus
hijos. Ahora el hombre pobre tenia a un vecino rico dueño de mucho ganado. Un
día el hombre rico estaba entreteniendo visita. Cuando llego la hora de cenar,
mando a uno de sus sirvientes a matar un cordero. Pero le dijo al sirviente que
no lo tomara de su propio rebano, sino que lo robara del vecino, lo matara,
cocinara y sirviera a su visitante.”Cuando David escucho esto, se encendió. Le
dijo a Natán, “¡Ese hombre rico merece la muerte!” “¡Vive Jehová, que es digno
de muerte el que tal hizo! Debe pagar cuatro veces el valor de la cordera, por
haber hecho semejante cosa y no mostrar misericordia.” (2 de Samuel 12:5-6).
En este momento, Natán debe tener lágrimas en los ojos. Temblando, le dijo a
David: “Tú eres ese hombre. … has tenido en poco la
palabra de Jehová,…A Urías, el heteo, lo mataste a espada y tomaste a su esposa
como mujer.” (12:7, 9). Natán estaba diciendo: “David, ¿es que no
entiendes? Estoy contando tu historia. Tú tenías cinco esposas, sin embargo,
robaste la única esposa de otro hombre. No tuviste misericordia de él. Lo
mandaste a la batalla para que fuera asesinado, para apoderarte de su
corderita. Te has convertido en un adultero, un asesino y un ladrón. Has tomado
la Palabra de Dios ligeramente.” Natán expuso cada detalle del pecado de David.
Pero el no lo hizo con furia; mas bien, él le habló sencillamente al rey: “…
dijo Natán a David” (12:7, énfasis propio).
Ese fue el momento en que todo golpeo
a David, y él se quebrantó. Cuando leemos los escritos de David de ese tiempo,
vemos el clamor de un corazón quebrantado: “Mis huesos están débiles. No puedo
dormir. Cada noche cubro mi almohada con lagrimas.” El Espíritu Santo estaba
persiguiendo a David, hablando a su corazón, animándole a arrepentirse. El no
pudo escapar la persecución misericordiosa de Dios. Tienes que entender, Natán
estaba muy bien enterado que el poderoso rey podía matarlo en cualquier momento.
Él había visto a David furioso en muchas ocasiones. Así que, ¿por qué Natán no
dijo, “Solo seré un amigo de David. Orare por él y estaré presente cuando me
necesite. Tengo que confiar que el Espíritu Santo lo convencerá.” ¿Qué hubiera
pasado? El apóstol Pablo escribió a la iglesia de los Corintios: “Ahora me
gozo, no porque hayáis sido entristecidos, sino porque fuisteis entristecidos
para arrepentimiento, porque habéis sido entristecidos según Dios,… La tristeza
que es según Dios produce arrepentimiento…” (2 Corintios 7:9-10). Pablo dijo
que su clamor contra el pecado de los corintios produjo tristeza santa en ellos
que los llevo al arrepentimiento. A su vez, eso produjo en ellos un odio hacia
el pecado, un temor santo de Dios y un deseo para vivir rectamente. Pero esto
nunca hubiese pasado si él no hubiera predicado una palabra convincente, aguda
y penetrante. Es cierto que David pago severas consecuencias por su pecado. De
hecho, él profetizo juicio sobre si mismo: El le dijo a Natán que el hombre
rico que le robo el cordero al hombre pobre debe restaurar todo cuatro veces. Y
eso fue justo lo que sucedió en la vida de David: él bebé que Betsabé dio a luz
murió en pocos días. Y tres de los otros hijos de David—Amón, Absalón y
Adonias—todos tuvieron muertes trágicas y antes de su tiempo. Así que, David
pago por su pecado, con cuatro de sus propios corderos.
Esta es la razón por la cual David
siempre será conocido como “un hombre acorde con el corazón de Dios: Es porque
el rápidamente y genuinamente se arrepintió de sus pecados. Proverbios nos
dice:
“… pero el que acepta la
corrección recibirá honra.” (Proverbios 13:18). Dios te honrara, si amas y obedeces la corrección
santa.
“… sino que rechazaron mi
consejo y menospreciaron todas mis reprensiones comerán del fruto de su camino
y se hastiarán de sus propios consejos. Porque el desvío de los ignorantes los
matará, (1:30-32). Si
vuelves oídos sordos a la corrección santa, terminara destruyéndote.
“… y camino de vida son las
reprensiones…” (6:23).
Simplemente, la Palabra convencedora de Dios trae vida.
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